¿Cuál es el origen de los perros como animales domésticos?
Tener un perro de mascota es algo tan común hoy en día, que a veces olvidamos que es el resultado de un proceso de domesticación originado hace cientos de miles de años. ¿Cómo pasó una especie de lobos salvajes a convertirse en el mejor amigo del hombre? Aquí te lo contamos.
La supervivencia del más amigable
Inicialmente, se pensaba que los primeros lobos domesticados aparecieron hace unos 15,000 años en Oriente Medio. Pero evidencias recientes señalan que fue mucho antes. Por ejemplo, la revista Current Biology reporta el hallazgo de un hueso de lobo siberiano que data de hace 35,000 años, y sostiene que su domesticación canina pudo tener su origen en ese entonces.
Pero la pregunta más interesante no es “cuándo”, sino “cómo”. Es decir, ¿cuál fue el mecanismo por el cual los lobos fueron convertidos en mascotas? La teoría más aceptada se conoce como la “supervivencia del más amigable”, y apunta a que los lobos salvajes que optaron por acercase a los humanos tuvieron acceso a comida y refugio.
Aquel acercamiento, que inicialmente se realizó por mera conveniencia, fue evolucionando a lo largo de las generaciones, y en algún momento los humanos comenzaron a seleccionar a sus acompañantes caninos en función de su raza, tamaño, color y comportamiento para adaptarse a determinadas labores.
Una especie cada vez más valorada
A medida que los hombres dejaron de ser cazadores nómadas para asentarse como agricultores sedentarios, estos empezaron a valorar cada vez más la compañía de los perros. En ciertas civilizaciones se les dio un significado cultural asociado con las prácticas funerarias, pues existía la creencia de que los perros podían alejar o prevenir la muerte.
La posesión de perros como mascotas es una historia que se remonta al antiguo Egipto. Murales de aquella época muestran a los faraones con animales de compañía. También eran muy valorados por los antiguos emperadores chinos, que delegaban a nodrizas humanas la tarea de amamantarlos, y ya de adultos, eran atendidos por los propios sirvientes.
En el caso de Europa, tener un perro como animal de compañía era común entre los aristócratas entre los siglos XIII y XV. Por ese entonces, los “perros falderos” estaban de moda entre las damas nobles, mientras que los hombres daban más importancia a los perros cazadores.
Las mascotas en la sociedad moderna
Los perros se han ido adaptando progresivamente para satisfacer necesidades y desempeñar un papel importante en la sociedad. De cazadores, recolectores y protectores, pasaron a ser pastores y guardianes de ovejas. Y muchos de estos roles todavía continúan vigentes.
En la actualidad, la razón más frecuente para tener una mascota canina es la compañía, llegando a tener un valor terapéutico en cuanto a la salud y bienestar de las personas.
La selección continua de rasgos físicos y actitudes ha dado lugar a la aparición de cientos de razas y funciones. No es extraño ver a perros que guían a personas invidentes, que ayudan a la labor policial y, en los últimos años, que alientan a los pacientes a recuperarse en centros de terapias.
Los perros y los humanos compartimos un vínculo único, que aún en nuestros días es motivo de estudios en todo el mundo.
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